-"MODUS OPERANDI" DEL ACOSO LABORAL EN LA ENSEÑANZA-
Foto de familia
Los/as "inocentes" acosadores/as
ACOSAR,
calumniar, difamar y cubrir de infamias a un docente inocente o a un
trabajador cualquiera, hasta conseguir su silencio o su parálisis
emocional con la única y vil intención de impedir que pueda ejercer sus
legítimos derechos de libertad individual y profesional es una práctica
que no escapa a una observación objetiva de nuestra realidad social.
El
cuestionamiento colectivo malintencionado de la honorabilidad y
profesionalidad hacia un individuo en su ámbito laboral así como su
posterior "apartamiento" del gran grupo debido a presiones de distinta
etiología y a testimonios siempre orales -de opinión subjetiva,
posiblemente interesada y de difícil credibilidad e imparcialidad, jamás
basados en hechos registrados objetivamente- ayuda a "validar
colectivamente" este cuestionamiento personal y profesional del
individuo tan sólo por el "crimen", en gran parte de ocasiones, de no
querer plegarse a los criterios comunes de un colectivo laboral o
social.
Se
abre de esta forma la puerta a conductas verdaderamente delictivas por
parte del gran grupo que no hablan en absoluto ni de excelencia
democrática ni tampoco de tolerancia o respeto hacia el diferente y sí
de actitudes realmente intransigentes, ilegales y de un fascismo
encubierto y revestido de falsa democracia.
Mueren
de esta forma, a mí entender, las mal llamadas democracias que
anteponen un pretendido y consensuado bien común sobre los restos de
cadáveres aparecidos al intentar hacer respetar estos en vida sus
propias diferencias y opiniones en relación a la mayoría del grupo.
El
derecho que la democracia debiera garantizarles de convivir con las
grandes ideas comunes en perfecta armonía y legalidad es vulnerado y
erradicado de cuajo sin mayor discusión en aras de un mal entendido
ejercicio democrático que se convierte en una defensa a ultranza de una
mayoría -la del número de votos obtenidos- sin tener presente la
diferencia que establece la minoría o la validez de sus razonamientos y
por supuesto el respeto que se debiera hacia ellos.
Llegamos
así a algo similar a lo que en su día Henrik Ibsen, en el Christiana
Teather de Oslo, el 13 de enero de 1883 mostró a la sociedad noruega:
La
crítica social que se oculta en su obra teatral "Un enemigo del pueblo"
en la cual se muestra a un ciudadano, el doctor Thomas Stockmann,
hombre de firmes principios y médico de su ciudad natal, que habiendo
detectado una bacteria nociva en el agua para la salud de sus
conciudadanos, decide alertar a la población del riesgo que supone abrir
al público el balneario de la ciudad tal y como estaba proyectado,
independientemente de que éste sea el motor económico de la misma y de
sus habitantes. Alerta que va a llevarle a enfrentarse con la población
en general y con los poderes públicos y privados que en ella se imbrican
y que desoyen los continuos consejos sanitarios del doctor que
desaconseja encarecidamente la inminente puesta en funcionamiento del
mismo en contra de los intereses estricta y meramente económicos de la
ciudad que se niega a admitir tal situación por lo que el doctor Thomas
Stockmann comprueba como su tranquilidad personal comienza a ser
perturbada por sus conciudadanos que se muestran hostiles hacia él así
como constata de igual forma los atentados que se producen tanto a su
consideración social como a su bonhomía. Una situación a la cual el
doctor Stockmann no se pliega pese a todas las presiones.
Ibsen
muestra en esta obra el riesgo de que la democracia degenere en una
demagogia así como del peligro que corren aquellos ciudadanos que osan
alzar la voz para defender una verdad que "el gran grupo" niega. El
peligro que acecha a todos aquellos que dicen alto y fuerte unas
verdades que resultan odiosas a una sociedad cerril, interesada y
domesticada.
En
un país como el nuestro, España, en el que la corrupción política se ha
convertido en un verdadero problema estructural que esconde en sus
cuartos trasteros "sabidas, conocidas e intuidas relaciones, nunca mejor
llamadas despectivamente, amiguiles, la mayor de las veces, hipócritas,
cínicas y de compadreo interesado", la supervivencia de los
profesionales en muchos centros de enseñanza y de trabajo se ha vuelto
un ejercicio obligado, constante y arriesgado de equilibrio en el que de
llegar a romperse por parte del docente o trabajador puede terminar con
éste en una situación verdaderamente insostenible a nivel humano,
profesional y social.
No
es de extrañar por tanto la uniformidad imperante observada en el
sistema educativo actual con apenas alguna que otra disensión individual
de forma esporádica. Lo contrario podría desencadenar una crisis dentro
de un centro laboral que lleve al grupo a "autoprotegerse" de aquel o
aquellos que intentan romper esa aparente paz educativa o metodológica
estimada conveniente por la comunidad. Pudiendo en estos casos
desencadenarse toda una serie de acciones tendentes a silenciar o anular
a los elementos discordantes minoritarios sabiendose el grupo seguro e
intocable como suma de individualidades dentro de una fuerza
mayoritaria.
Lo
cual por otra parte anula, a mi entender, toda capacidad crítica y de
innovación que pudiese darse en el ámbito educativo. Lo que por supuesto
estimo como al menos bastante grave de cara a la construcción de un
conocimiento dinámico y crítico.
Por
tanto, la conculcación de los derechos y libertades individuales de
forma interesada, premeditada y organizada es cuando menos la antesala
de la intolerancia más exacerbada, y la expresión del nuevo fascismo
ideológico del siglo XXI que deja cada año a cientos y miles de
víctimas anónimas lejos de sus puestos de trabajo por no aceptar o
contravenir en algún momento lo socialmente admitido por el grupo.
Resultado
de este menosprecio a la libertad individual y profesional se producen
enfermedades médicas y psicológicas en el trabajador, en el docente,
como fruto de un reiterado y perpetuado acoso psicológico emprendido
contra él por el grupo al intentar ejercer una libertad de cátedra que a
día de hoy es más una frase que una realidad de los profesores.
En
ocasiones y ante la persistencia del posicionamiento individual del
docente se suma a esta presión del grupo la superioridad académica que
puede validar la incoacción de expedientes disciplinarios contra el
profesor para hacerlo desistir de sus convicciones tenga o no razón en
sus planteamientos. Y todo ello desde un enfoque aparentemente normal,
normativo y legal ante la vista y el silencio del público en general que
calla en este procedimiento por no verse de igual forma encausado.
A
partir de este punto solo quedan tres caminos, o el abandono de la
docencia, o la enfermedad o la asunción de lo implementado y por tanto
el silencio de por vida.
Da
lo mismo que el centro de trabajo sea una escuela, un instituto o la
misma universidad. El poder político se impone por encima de todo y de
todos y "la escuela" comienza a perder aquello que se decía acerca de
su "capacidad transformadora de la sociedad".
Y
de esta forma y con mayor intensidad y virulencia, desde finales de la
década de los noventa del siglo XX, se ha impuesto un procedimiento y un
"modus operandi" digno, a mi entender, de organizaciones mafiosas que
tras una apariencia de "buenismo conductual, profesional y social"
esconde y esconden perversos fines que apuntan más a la búsqueda de una
"uniformidad colectiva social" que a la de una finalidad que me sugiera
un enriquecimiento en libertades y valores del individuo y un
crecimiento humano y educacional tendente a la consecución de un
verdadero bien común en contra de aspiraciones mercantilistas,
neoliberales o de uniformidad fascista utilizando para ello una
herramienta de nombre democracia que se desvirtúa en su propio
ejercicio.
Este
proceder que intuyo oculta tras él una cadena de corrupción y también
corruptiva pienso que se dirige fundamentalmente al enriquecimiento de
determinada capa social que si bien no estimo sea homogénea en
procedencia, estatus y pertenencias sí supongo lo es en conductas
individuales y sociales así como en los valores que defiende y en sus
finalidades.
¿Pero quiénes son?
¿Qué personas o intereses participan en este control educativo?
Las personas y colectivos que en la actualidad pueden participar en estas ACCIONES DELICTIVAS Y ATENTATORIAS CONTRA LA LIBERTAD INDIVIDUAL
son tan variados como lo son los distintos intereses que se esconden
detrás de cada uno de esos "agentes sociales" que participan en la
enseñanza desde la segunda mitad de la década de los años setenta del
siglo pasado. Más el denominador común que los sustenta a todos ellos es
desde mi punto de vista bastante sencillo de despejar:
El
enriquecimiento y ventajismo laboral, económico, político, sindical o
de medre social, "política y correctamente admitido" por el poder
ideológico establecido en ese momento.
Cuarenta
años han transcurrido desde que surgió en España a partir de noviembre
de 1975 una pequeña apertura política que posibilitó por entonces la
abertura de ventanas cerradas al aire libre que acompañaba a la naciente
DEMOCRACIA en el país y a la escuela.
Otros
cuarenta años habían pasado en los que no se habían ejercido hasta
entonces y desde 1936 los más mínimos preceptos de libertad, justicia e
igualdad en ninguno de los ámbitos que debieran conformar una nación y
una sociedad avanzada.
Más
en este discurrir último del tiempo y desde aquel 20 de noviembre de
1975 fecha del fallecimiento del dictador Francisco Franco y la aparente
caída y destrucción de las estructuras que éste sustentaba han sucedido
muchas cosas.
No
todas ellas -desde mi punto de vista- buenas y encaminadas a la
promoción de una construcción moral y social que dotase a la enseñanza y
por ende a la educación española y al propio país de nuevos y
consistentes "mimbres" que hayan dado origen a posteriori a una "casa
común" capaz de sustentar y garantizar la igualdad de oportunidades,
dotaciones, instrucciones y herramientas a los ciudadanos y
profesionales del siglo XXI tal cual era el fin pretendido por los
impulsores de aquella apertura.
Por
el contrario se ha hecho de los recintos escolares lugares de control y
dominio por parte de aquellos "agentes sociales" a los que me he
referido con anterioridad y nacidos con la "democracia" hacia todos
aquellos que debiesen ejercer su labor social, personal, profesional y
educacional de forma honesta y enteramente libre...a saber:
LOS PROFESORES
Los
grupos de renovación pedagógica y los partidos políticos que renacieron
al espacio público después del tortuoso camino recorrido después de la
dictadura desaparecieron o se plegaron dócimente al control partidista y
tendencioso de la escuela en vez de hacer de ella un lugar común para
todos convirtiéndola en lo que es hoy en día:
Una
verdadera fábrica de ciudadanos uniforme que tan sólo son capaces de
actuar y pensar en grupo, convirtiendo casi todas sus acciones en las
propias que derivan de la masa. Por tanto, ciudadanos todos ellos en
búsqueda constante consciente o inconscientemente de una uniformidad
muchas veces tan sólo por el temor a ser señalados por el rasgo o rasgos
característicos de la diferencia que los pueda "señalar" o simplemente
por carecer o renunciar al más mínimo espíritu crítico.
La
opción contraria en la elección del individuo, la de establecer
diferencias frente al grupo, por cualquier motivo, explicaría en parte
el incremento brutal de casos de acoso laboral, bullyng, acoso
cibernético y otros que padecemos en España. No reconociendo yo mismo en
esta constante materialización de intoleracia frente a la convivencia
común como un indicativo de ningún tipo de exito educacional venido del
entorno escolar. Hecho que considero gravísimo y que no atenúo por
justificaciónes parecidas a las del tipo: "No todos los ciudadanos son
acosadores".
Considero
que en todos estos años y con el pretexto de la "conveniencia" de
propiciar un determinado perfil de ciudadanos en base a las necesidades
económicas e ideológicas del grupo político dominante se han lapidado
parcelas esenciales del saber importantísimas en la construcción de una
sociedad basada en principios y valores éticos. Parcelas tales como lo
han sido gran parte de las asignaturas que tenían que ver con lo
referente al mundo de las humanidades, el pensamiento, la moral y los
valores que conformaron una cultura, la europea, que se diluye, día a
día peligrosamente, con la excusa de la "necesidad mercantilista" de una
sociedad globalizada con intereses globales. Una sociedad tal vez menos
humana.
Para
ello se han podado todos aquellos elementos que pudiesen perturbar o
entorpecer esta hoja de ruta de los que han ostentado poder hasta
nuestros días. Incluyendo en esta poda o eliminación, por supuesto, al
profesorado crítico.
A
continuación mostraré tres ejemplos, incluso con testimonios, de como
algunos de estos agentes sociales a los que me he referido participan en
el proceso que se pone en marcha cuando un, una o unos docentes se
vuelven molestos para el grupo de presión dominante en el entorno
laboral donde desempeñan su labor educativa. De qué manera se altera la
realidad para que ese o esa docente aparezca ante la sociedad como un
mal profesional, un perturbado mental, una persona insociable y
transgresora de la normativa o un irresponsable que causa perjuicio a
los alumnos a los que enseña a diario.
Trataré
de explicar cómo se materializa el atropello orquestado para que en un
momento determinado bien con la ayuda de algún sector del profesorado,
de personal laboral asociado al centro educativo, de padres, prensa y
por último inspección educativa se conduzca al docente a una huida de su
puesto de trabajo, a una enfermedad o al expediente disciplinario bajo
el pretexto de transgresión de la norma por parte del encausado y qué es lo que defienden cada uno de los implicados en este ACTO DELICTIVO.
Posiblemente
lo que persiguen tanto unos como otros es el mantenimiento de un
sistema educativo periclitado para ponerlo al servicio de los intereses
económicos y sociales imperantes en un momento histórico determinado y
no al conocimiento en sí mismo. Algo que tal vez se trasluce en lo que
cuestiona Jaime Altozano en el siguiente vídeo.
Proceder
que no es exclusivo de España sino que también se extiende
desgraciadamente a otros países de nuestro entorno y que tiene como
única finalidad la de "generar" ciudadanos consumidores, poco críticos y
fundamentalmente dóciles para un sistema capitalista y consumista en el
que no hay demasiada cabida para albergar seres humanos que antepongan a
la forma el fondo de las cosas, al enriquecimiento rápido e
irresponsable, el esfuerzo o el trabajo concienzudo o a la ignorancia y
el incivismo, el conocimiento y los valores.
"La moralidad y la ética en definitiva"
Soy
consciente de que este trabajo más que una denuncia pública es una
invitación a la reflexión por parte de todos aquellos que conformamos la
sociedad actual pues el camino emprendido de la uniformidad, no lleva
más que a un populismo exacerbado y a una destrucción de la democracia
convirtiendo a ésta en algo ya denominado por Voltaire y otros
pensadores en siglos pasados como una OCLOCRACIA peligrosa tanto para el
poder político que parece estimularla como para el conjunto de la
sociedad.
Sustentaré
este "Modus Operandi" del acoso en la enseñanza en tres casos reales de
los cuales he sido testigo y que se han dado en dos Comunidades
Autónomas distintas con tres docentes de diferente sexo y bajo
administraciones educativas con distinta orientación política para dejar
patente que el proceder intolerante del poder es independiente de la
ideología pretendidamente defendida:
Antes
de abordar el caso particular de una docente que fue víctima de acoso
laboral en su centro de trabajo, estimo que sería conveniente enmarcarlo
en el contexto temporal, social y legal en el cual se desenvolvía la
labor educativa de la misma por si los sucesos que vivió pudiesen entrar
en flagrante contradicción con los parámetros que la propia ley vigente
en ese momento establecía para todos los implicados en el proceso
educativo.
1º Caso
PROFESORA
Comunidad Autónoma con orientación ideológica "progresista"
Diré
que la citada maestra vivió su situación de acoso a partir del curso
1998 estando por tanto la educación garantizada por el marco legal que
establecía la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo
[L.O.G.S.E. 1990-2006] y que más tarde se complementaría con la Ley
Orgánica de la Participación, Evaluación y Gobierno de los Centros
Docentes [L.O.P.E.G. 1995]
El punto de partida de la L.O.G.S.E. era el artículo 27 de la Constitución Española de 1978 en la que se observaba:
1.- Qué todos tenían el derecho a la educación y se reconocía de igual forma la libertad de enseñanza.
2.-
Qué la educación tendría por objeto el pleno desarrollo de la
personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de
convivencia y a los derechos y libertades fundamentales de los
individuos.
3.-
Qué los poderes públicos garantizarían el derecho que asistía a los
padres para que sus hijos recibieran la formación religiosa y moral que
estuviera de acuerdo con sus propias convicciones.
4.- Qué la enseñanza básica sería obligatoria y gratuita.
5.-
Qué los poderes públicos garantizarían el derecho de todos a la
educación mediante una programación general de la enseñanza, con la
participación efectiva de todos los sectores afectados y la creación de
centros docentes.
6.- Qué
se reconocería a las personas físicas y jurídicas la libertad de
creación de centros docentes, dentro del respeto a los principios
constitucionales.
7.-
Qué los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrían
en el control y gestión de todos los centros sostenidos por la
Administración con fondos públicos, en los términos que la Ley
estableciera.
8. Qué los poderes públicos inspeccionarían y homologarían el sistema educativo para garantizar el cumplimiento de las Leyes.
9.- Qué los poderes públicos ayudarían a los centros docentes para que reuniesen los requisitos que la Ley estableciera.
10.- Qué se reconocería de igual forma la autonomía de las Universidades.
Se dijo en su día que la L.O.G.S.E. había supuesto el punto de arranque para un sistema educativo basado en principios constitucionales y que había iniciado lo que se entendería como una gestión democrática de los centros de enseñanza al
tiempo que permitiría que las distintas Comunidades Autónomas no sólo
gestionasen los centros educativos de su competencia sino que también
redactasen una parte importante de los contenidos curriculares para
incorporar en ellos los particulares hechos diferenciales de las mismas.
España
era consciente de la necesaria incorporación de nuestro país a la
corriente europea por lo que se optó por impulsar un sistema de
enseñanza constructivista basado en un currículo flexible y abierto a
las distintas leyes autonómicas y estatales así como al propio centro de
enseñanza, a su entorno y a sus alumnos en particular adaptando los
contenidos del propio currículo a conocimientos y esquemas psicológicos
de los educandos.
Se
pretendía por tanto democratizar la enseñanza e incorporar a todos los
agentes que participaban en la misma para la gestión y organización de
los centros educativos.
Algo
que confieso marcó un antes y después en el mundo escolar al participar
en aquel proceso inclusivo agentes con escasa o nula formación o
preparación educativa y técnica y que serían, a mi entender, los
llamados a convertirse con el tiempo en verdaderos elementos disruptores
de la vida y de la paz escolar al anteponer "su sacrosanto derecho de
participación en la educación" reconocido por Ley y tras el que se
ocultaba en las más de las veces una ideología política, sindical o
personal interesada frente a cualquier "respeto debido" tanto hacia el
conocimiento, como al bien común o a los profesionales de la educación e
incluso a la meritocracia y valía personal y profesional que acompañaba
a muchos de ellos, fuesen estos maestros, profesores o catedráticos.
Las
razones académicas comenzaron a dejar de tener peso frente a los grupos
de presión de padres, cierto profesorado no demasiado tolerante y
progresista aunque se preciara de serlo y personal laboral que ganaba
votaciones e imponía a todos su particular concepto de ejercer la
democracia en el mundo educativo reducida ya en este tiempo a un mero
ejercicio "democratítico" que hería de muerte la libertad de cátedra de
los docentes y por tanto a la libertad misma.
Es
el tiempo del señalamiento del "profesorado llamado díscolo" y del
comienzo de los casos de Mobbing en el ámbito escolar contra profesorado
que intentaba hacer valer criterios puramente académicos o morales
frente a criterios personales, políticos, ideológicos o de
posicionamientos políticamente correctos.
Todo
se hacía por la democracia y por la defensa de la enseñanza pública y
todo "ese juego" nos ha acompañado hasta nuestros días por lo que dejo
al lector crítico el análisis de los resultados de "tal labor
democrática y educativa en estos últimos veintiseis años" emprendida por
aquellos adalides y defensores de la excelencia de la educación. Dejo
al lector decidir si a día de hoy la tolerancia, los valores inmutables y
nobles del ser humano y la meritocracia recompensada predomina en
nuestro acontecer diario o si por contra hay un déficit de estos y una
carencia de excelencia en el trabajo diario de los profesionales y en la
actitud de los ciudadanos hacia el semejante.
Y qué decir también de la gratuidad de la enseñanza pública...
Tras
este pequeño marco histórico y legal retomo el relato de la maestra que
allá por el año 1998 es señalada por la mayor parte de compañeros de su
centro educativo y se convierte de la noche a la mañana en peligro
público para una escuela de capital de provincia española. Como con
posterioridad pasa a ser difamada, calumniada, señalada e insultada
dentro de su escuela con la colaboración del silencio cómplice del resto
del profesorado. Y de qué manera se logra cambiar la realidad de la
conducta de una profesional hasta el punto de conseguir que la
Administración educativa le abra un expediente disciplinario
acarreándole la suspensión en su puesto de trabajo y por tanto también
de su salario como trabajadora, siendo ella misma la víctima y no la
acosadora.
2º Caso
PROFESOR
Comunidad Autónoma con orientación ideológica "conservadora"
3º Caso
PROFESOR E INVESTIGADOR
Acosado por pasarse de listo
"¿Carlos, me escuchas?. ¡Van a por ti!"
En
la actualidad centenares, por no decir miles de profesores de enseñanza
primaria, enseñanza media e incluso universitaria desempeñan su trabajo
cotidiano bajo la presión y la amenaza constante de verse señalados por
grupos de personas que comparten cada día su entorno laboral y que
actúan diligentemente contra ellos si "alguien" o "algún grupo" lo
estima conveniente con la única finalidad de buscar su destrucción.
Una
destrucción moral, profesional o social motivada exclusivamente por
"una diferencia inconcreta" que envuelve a la víctima [el profesor o
profesora estigmatizado o señalado] y que va desde la excelencia de su
trabajo, que puede desenmascarar el tono acomodaticio de sus compañeros
de profesión hasta la innovación en la metodología o los contenidos que
intenta inocular a sus pupilos y que puede suponer un riesgo para el
modelo educativo propuesto por el gobierno pasando incluso por la forma
de conducirse y relacionarse con su alumnado que tal vez pueda ser
puesta en juicio por terceros y entrar en contradicción con lo esperado
tanto por el entorno familiar del alumno como por la superioridad de la
institución educativa a la que pertenezca el docente.
Otro
capítulo aparte en la catalización de este tipo de acciones contra el
profesorado y que no quiero dejar en el olvido aquí es la propia
"condición humana" que también rodea -cómo no- al colectivo de
enseñantes y que me sugiere de inmediato la posibilidad de la existencia
de todo tipo de envidias profesionales y personales así como de
egoísmos e insolidaridades laborales.
Algo
que dará lugar sin duda a todo género de mezquindades para con el
individuo más débil del colectivo [el profesor "marcado"] ante el grupo
dominante.
Este
control del docente hace que máximas preconizadas desde altas
instancias de la institución educativa y del Estado tales como el
respeto a la diferencia, la libertad individual o la propia democracia
no se vean aplicadas ni respetadas para con la figura del profesor que
pierde de esta forma su presumible derecho de libertad de cátedra ante
el poder fiscalizador ejercido por los llamados agentes escolares,
sociales y políticos que uniformizan cada vez más el hecho educativo
dejando de este modo en un segundo plano tanto el protagonismo estelar
que debiese tener la independencia del conocimiento como la innovación y
el contraste de este último con los presupuestos establecidos por el
sistema, pulverizando de esta manera la existencia de una pluralidad
siempre "cacareada" mas nunca defendida.
Se
"propone" de esta forma "indirecta" una sociedad a todas luces
"previsible" y por ende poco crítica para el tiempo actual. Una sociedad
controlada fundamentalmente por el poder político bajo la apariencia de
una democracia liberadora. Una sociedad manipulable. Una evidente
contradicción entre la "meritocracia" que se dice defender y la realidad
vivida en las aulas y claustros educativos.
En
medio de todo ello y en la oscuridad, la reivindicación clandestina y
silenciosa de los educadores que se resume en: "Dejen trabajar a los
profesionales en libertad". "Dejen de controlarnos". Algo que en la
actualidad se puede extender a prácticamente todos los sectores
laborales: Sanidad, justicia, administración pública y al resto de
ciudadanos en general cuyo único pecado consiste en desempeñar con
honestidad, responsabilidad, e ilusión su actividad profesional.
Mientras
tanto cada día en los "medios de comunicación" aparecen más casos de
maestras y profesores presuntamente "maltratadores", "pedófilos",
"locos", "machistas", "irrespetuosos para con compañeros, subordinados y
superiores", "hurtadores" de bocadillos de sus alumnos, "déspotas" y
una larga lista de cargos acusatorios y no se entiende cómo en todos los
claustros y consejos escolares además de en los sindicatos de
enseñanza, mudos a todos los efectos, no se reivindica, urge y autoriza
la instalación de cámaras de vigilancia dentro de los recintos
escolares que muestren en un momento determinado los presuntos hechos
delictivos de estos profesionales "incriminados" y ellos queden tan solo
sustentados por las "declaraciones de personas y profesionales del
mismo colectivo de docentes" que pueden obedecer a fines tal vez no
objetivos ni lícitos. El argumento ha sido y es siempre "proteger la
intimidad de los alumnos" [?].
Como profesional que he sido es a vosotros los nacidos después del año 2000 y futuros padres y madres de los ciudadanos del siglo XXI a quienes deseo enviar el presente mensaje: Sois vosotros quienes tenéis la responsabilidad de terminar de ahora en adelante con la intolerancia y la hipocresía en la sociedad y en la educación. Sois por tanto los llamados a procurar una verdadera formación para vuestros hijos e hijas si queréis construir una sociedad igualitaria, crítica y libre basada en el conocimiento humano y científico. Deberéis de decidir en los próximos años si es más importante la forma o el fondo, el esfuerzo o la comodidad, la superación personal o la sonrisa hipócrita. De ello dependerá la educación y el único tesoro que os aseguro poseemos: la vida. Permaneced vigilantes de que ningún tipo de discriminación o acoso se materialice en el hecho educativo. Ni por parte del alumnado ni por supuesto tampoco del profesorado. El proceso educativo debe de realizarse en un contexto de libertad, comprensión y amor y no de prohibición, incomprensión o rencor. Os transmito de igual forma un deseo de larga vida. "Phi n´est pas rationnel"